Durante un año, una mujer desconocía que llevaba un dispositivo GPS en su coche, lo que le generaba sospechas debido a los encuentros casuales y recurrentes con su excompañero sentimental en diferentes lugares. Finalmente, descubrió que estos encuentros no eran coincidencia, sino un intento de controlar sus movimientos.
En el Juzgado Penal de Ourense, el hombre investigado admitió haber colocado en secreto un dispositivo de geolocalización en el automóvil de su expareja después de terminar su relación.
Este dispositivo estaba conectado a una tarjeta telefónica con la que el acusado obtenía información sobre la ubicación del vehículo. Luego, se encontraba con ella en diferentes situaciones, incluso llegando a preguntarle a la dueña de un bar frecuentado por la víctima con quién iba.
Por estos hechos, considerados como un delito leve de coacciones, el acusado ha sido condenado a 20 días de trabajos comunitarios. Además, se le ha prohibido acercarse a la víctima durante tres años.
- Te recomendamos -